Michel Rolland es un personaje carismático y controvertido.

Héroe para algunos, villano para otros, es innegable que su figura es una pieza clave para entender cómo la viticultura y el trabajo de la tierra han sufrido una metamorfosis hasta convertirse en la enología actual.
Michel Rolland tiene su propio estilo. Tal vez sea la madurez propia de la edad, tal vez sea la fe en lo que hace, el bagaje profesional o, simplemente, pura insensatez.
Michel Rolland tiene su propio estilo. Tal vez sea la madurez propia de la edad, tal vez sea la fe en lo que hace, el bagaje profesional o, simplemente, pura insensatez.
Peró él no engaña a nadie, ni lo pretende: ‘los vinos se elaboran con la modesta y crucial finalidad de ser vendidos’. Algo muy simple que, sin embargo, forma parte de un problema muy complejo. ‘El vino, no lo olvidemos nunca, no es sólo poesía y sueño: ¡es un negocio!’.
Oráculo y espejo en el que mirarse para algunos, culpable de la globalización del vino y la estandarización del sabor para otros, tuvo el privilegio de vivir y contribuir en primera persona a los inicios de la enología moderna en la década de los 60, la cual tuvo su preámbulo con la generación de Peynaud, quien fue unos de sus profesores en Bordeaux.
Por entonces, la enología no estaba encauzada a obtener vinos de calidad sino que era preventiva, se ceñía a evitar defectos.
Por entonces, la enología no estaba encauzada a obtener vinos de calidad sino que era preventiva, se ceñía a evitar defectos.
Fue entre los años 1960 y 1965 que los avances en la química de los fenoles trascendieron a las prácticas enológicas, sentándose así las bases de la enología moderna que, con el paso de los años, ha ido avanzando de manera exponencial.
El conocimiento de la química y la composición del vino ha posibilitado, en contraste con la inamovilidad en las técnicas de vinificación hasta ese momento, el constante desarrollo de una ingeniería aplicada a la viticultura, que permite elaborar vinos con unas características organolépticas determinadas que varían de acuerdo a las tendencias del mercado, los gustos, las modas, las cuotas de producción…
El conocimiento de la química y la composición del vino ha posibilitado, en contraste con la inamovilidad en las técnicas de vinificación hasta ese momento, el constante desarrollo de una ingeniería aplicada a la viticultura, que permite elaborar vinos con unas características organolépticas determinadas que varían de acuerdo a las tendencias del mercado, los gustos, las modas, las cuotas de producción…
Así, a la vez que la enología avanzaba y los enólogos progresaban para convertirse también en trabajadores de campo, el mismo Rolland formó parte de esta revolución instruyendo a bodegueros sobre los avances científicos que pudieran aportar algo en materia de vinificación.

Profeta en su propia tierra y emblemático enólogo reconocido mundialmente, se ha convertido en un experto de los ensamblajes y coupages finales, y en asesor de referencia para otras bodegas.
Michel Rolland concibe el vino como un tácito acuerdo entre viticultura y enología, como la cada vez más estrecha comprensión de una y otra como dos caras inseparables de una misma moneda.
La madurez de las uvas, los largos tiempos de maceración y el uso de barricas nuevas de roble, que dan lugar a un estilo de vinos muy determinado, afrutados y emparentados por un dulzor dominante, son pilares en su viticultura.
Fiel defensor del ‘terroir’, el concepto de la gestión agrícola tradicional cambia con Rolland en el modo en que éste comprende y trata la naturaleza, con el fin de lograr la viabilidad económica de cada cosecha. De esta forma desarrolla una participación activa en todas y cada una de las fases del proceso en la elaboración del vino, lo que le ha valido ser acusado también de intervencionista en exceso, sobre todo en cuanto al control y modificación de las condiciones naturales se refiere.
La madurez de las uvas, los largos tiempos de maceración y el uso de barricas nuevas de roble, que dan lugar a un estilo de vinos muy determinado, afrutados y emparentados por un dulzor dominante, son pilares en su viticultura.
Fiel defensor del ‘terroir’, el concepto de la gestión agrícola tradicional cambia con Rolland en el modo en que éste comprende y trata la naturaleza, con el fin de lograr la viabilidad económica de cada cosecha. De esta forma desarrolla una participación activa en todas y cada una de las fases del proceso en la elaboración del vino, lo que le ha valido ser acusado también de intervencionista en exceso, sobre todo en cuanto al control y modificación de las condiciones naturales se refiere.

De mirada pícara, burlona y desafiante a veces, tierna otras, Michel Roland es en conclusión, un personaje polémico, bañado de luces y sombras, que levanta ampollas y es venerado a partes iguales.
Sin embargo, su persona y su trabajo son elementos cruciales y contextualizadores en la historia de la enología tal y como hoy la conocemos, y no ahondar en su figura o en sus vinos y cómo éstos han contribuido a la evolución del sector, sería una obtener una visión sesgada, injusta e incompleta tanto del escenario como del intérprete.
Sin embargo, su persona y su trabajo son elementos cruciales y contextualizadores en la historia de la enología tal y como hoy la conocemos, y no ahondar en su figura o en sus vinos y cómo éstos han contribuido a la evolución del sector, sería una obtener una visión sesgada, injusta e incompleta tanto del escenario como del intérprete.


The Rolland Collection es una selección de vinos hecha por el mismo Rolland que sintetiza su filosofía y su trabajo. Seis vinos de un estilo muy determinado, de aromas y sabores a frutas maduras y especias levemente dulces al fondo, suaves notas de vainilla y un ligero tueste, todos ellos emparentados por el sello reconocible de cierto dulzor predominante, característico en sus vinos.

Le Bon Pasteur 2002, variedad 80% Merlot, 20% Cabernet Franc.
En la finca – viñedos y bodega – en la apelación de Pomerol, que comprara su abuelo en 1920 y que desde entonces pertenece a la familia, se elabora el vino Pomerol.
Siguiendo la filosofía de Rolland, el château le Bon Pasteur se ha convertido en el viñedo modelo en el que se hacen por parcelas y manualmente la cosecha y vendimia. Ésta última se lleva a cabo en plena madurez.
La diversidad de los suelos de las numerosas parcelas respeta el viñedo y aporta complejidad al caldo que es embotellado sin clarificación.
En la finca – viñedos y bodega – en la apelación de Pomerol, que comprara su abuelo en 1920 y que desde entonces pertenece a la familia, se elabora el vino Pomerol.
Siguiendo la filosofía de Rolland, el château le Bon Pasteur se ha convertido en el viñedo modelo en el que se hacen por parcelas y manualmente la cosecha y vendimia. Ésta última se lleva a cabo en plena madurez.
La diversidad de los suelos de las numerosas parcelas respeta el viñedo y aporta complejidad al caldo que es embotellado sin clarificación.

Château Bertineau de Saint-Vincent 2009, 75% Merlot, 25% Cabernet Franc.
Desde 1978, en las viñas de Bertineau Saint – Vincent, en la apelación de Lalande de Pomerol, se cosechan las uvas que luego se vinifican en le Bon Pasteur, donde se les prodigan los mismos cuidados y la misma selección bajo la guía y la experiencia de Rolland, resultando el Lalande de Pomerol, un hermano menor de Pomerol con encanto.
Desde 1978, en las viñas de Bertineau Saint – Vincent, en la apelación de Lalande de Pomerol, se cosechan las uvas que luego se vinifican en le Bon Pasteur, donde se les prodigan los mismos cuidados y la misma selección bajo la guía y la experiencia de Rolland, resultando el Lalande de Pomerol, un hermano menor de Pomerol con encanto.

Château Rolland Maillet 2009, 75% Merlot, 25% Cabernet Franc.
A partir de 1978, se registró el nombre de Rolland – Maillet para la producción en las viñas de la apelación de Saint – Emilion, que junto con su vinificación en el Château Le Bon Pasteur, dan lugar a un Grand Cru con encanto y sutileza.
A partir de 1978, se registró el nombre de Rolland – Maillet para la producción en las viñas de la apelación de Saint – Emilion, que junto con su vinificación en el Château Le Bon Pasteur, dan lugar a un Grand Cru con encanto y sutileza.

Château Fonteil 2005, 90% Merlot, 10% Cabernet Sauvignon.
Fruto de una sólida tradición familiar vinícola y después de haber sido asesores de numerosas propiedades en la región, en 1986 Dany y Michel Rolland, con el deseo de instalarse en la zona y elaborar vino, adquirieron unas hectáreas de viña en Sillans, en la apelación de Fronsac.
Los trabajos de renovación de las instalaciones duraron hasta 1999 y dieron lugar a unos equipamientos que incorporan nuevas tecnologías y una perfecta organización, que trabajan en sinergia con el respeto al viñedo y los métodos de cultivo tradicionales.
Fruto de una sólida tradición familiar vinícola y después de haber sido asesores de numerosas propiedades en la región, en 1986 Dany y Michel Rolland, con el deseo de instalarse en la zona y elaborar vino, adquirieron unas hectáreas de viña en Sillans, en la apelación de Fronsac.
Los trabajos de renovación de las instalaciones duraron hasta 1999 y dieron lugar a unos equipamientos que incorporan nuevas tecnologías y una perfecta organización, que trabajan en sinergia con el respeto al viñedo y los métodos de cultivo tradicionales.

Le Défi de Fonteil 2005, 100% Merlot.
En el año 2000 y fruto de la permanente búsqueda de la calidad y nuevas experimentaciones en la elaboración de vinos, el matrimonio Rolland decide recubrir con plástico ciertas parcelas de los viñedos de Château Fonteil con el fin de evitar la penetración de las lluvias con la idea de ayudar a la naturaleza en los años lluviosos en beneficio de la viticultura.
El resultado son uvas de taninos más maduros, un mejor equilibrio azúcar – acidez, y vinos de una densidad, una redondez y una clase inigualada.
A juicio de la INAO (órgano que se encarga del origen y la calidad de la viticultura en Francia) esta práctica puede engendrar una modificación del terruño y el producto resultante no podrá tener la apelación de Fronsac y será ‘vino de Mesa’.
En el año 2000 y fruto de la permanente búsqueda de la calidad y nuevas experimentaciones en la elaboración de vinos, el matrimonio Rolland decide recubrir con plástico ciertas parcelas de los viñedos de Château Fonteil con el fin de evitar la penetración de las lluvias con la idea de ayudar a la naturaleza en los años lluviosos en beneficio de la viticultura.
El resultado son uvas de taninos más maduros, un mejor equilibrio azúcar – acidez, y vinos de una densidad, una redondez y una clase inigualada.
A juicio de la INAO (órgano que se encarga del origen y la calidad de la viticultura en Francia) esta práctica puede engendrar una modificación del terruño y el producto resultante no podrá tener la apelación de Fronsac y será ‘vino de Mesa’.

Château La Grande Clotte 2010, 80% Merlot, 20% Cabernet Franc, y Bordeaux Blanc, 60% Sauvignon Blanc y Gris, 25% Semillón, 15% Muscadelle de Château La Grande Clotte.
En la región de Lussac – Saint Emilion se emplazan las 7 hectáreas de viñedos, algunos de ellos de más de 60 años, del Château La Grande Clotte.
La superficie del viñedo y la antigüedad de algunas de sus cepas, junto a la frescura que la crianza de la fruta en pequeñas piletas conserva son algunas de las características principales a través de las cuales se está llevando a cabo un programa de replantación con el objetivo de preservar las uvas clásicas e históricas y evitar su rejuvenecimiento.
En la región de Lussac – Saint Emilion se emplazan las 7 hectáreas de viñedos, algunos de ellos de más de 60 años, del Château La Grande Clotte.
La superficie del viñedo y la antigüedad de algunas de sus cepas, junto a la frescura que la crianza de la fruta en pequeñas piletas conserva son algunas de las características principales a través de las cuales se está llevando a cabo un programa de replantación con el objetivo de preservar las uvas clásicas e históricas y evitar su rejuvenecimiento.


Os dejamos el link de una entrevista muy interesante, publicada en ‘La contra’ de La Vanguardia en marzo de 2008, que ilustra muy bien la personalidad y filosofía de Rolland. Ver entrevista.